Un minuto de silencio por mi corazón muerto, una canción para el alma que aún existe, un año de penitencia a mi mente torpe...
Debo reírme, no puedo más que mirar el pasado y sonreír, como no... he sido tan tonta, tan persona, tan niña, tan mujer, demasiado pasional, amiga de quien no debí, buscando un afrodisiaco en cada tienda que me diese color a la vida, pero se equivocó de frasco el boticario.
Si me llené de calor, ardí en cada hombre, para luego no ver, no dejar, no ser, no estar, no querer.
Encontré un ángel que me extasió cada noche, para luego darme la entrada a su paraíso, me puso un velo negro para que no pudiese ver con claridad, no me dejó entrar, no me permitió salir, en cada palabra me hizo daño, con sus manos demasiadas heridas, con sus ojos consiguió que mi cuerpo temblase de miedo, al decirle adiós me dejó eterna...
Una hoja que caía, un niño que se columpiaba, una mirada ausente en aquel banco, cuando no quise fui, cuando no estuve quería, gritaba en la oscuridad del bosque, lloraba al alba, un lobo mi amigo, un gato mi compañero, un juguete mi cuerpo, vergüenza contra el espejo.
Negar la evidencia, frenar la verdad, no decir nunca mentira, ocultar la identidad, no expresarme como debo, como ver la falsedad, ofrecer la ternura, atar la sinceridad, negarme la tortura, quererme, amar.
El sueño de mi niña, pesadillas en mi mujer, ciega en la vida, necia ante la muerte, miedo,miedo, miedo, tempestad, dolor, austeridad, templanza, sencillez...
Moderada o severa, no se que decir o que hacer, las horas pasaron en el reloj de pared de mi casa vieja, no miraré por el tragaluz, no dejaré que entren las sombras, no, aunque lo intenten no volverán, aquellos años de lujuria destructiva, aquellos días de huesos molidos, la ofensa de la palabra, el olor a penuria que no pedía, tus dedos temblorosos embravecerse, tus manos alzarse.
Rojo, rojo, mas rojo, que color dejan ver mis ojos que roban vida, sobre tu estirpe roja, roja, mas roja.
Tu fuerza fluye en mi piel, con el goteo de mi sangre que acaricia cada centímetro de este cuerpo de nadie.
Para que atormentarse por verte, dejarme morir en ti, para ti, como tú, con tu hombría que no se apiada, con la mentira de tu nombre que no se lamenta, la verdad de tu raza que incomoda con nombrarla, tu madre mirando y temerosa, tu padre feliz de tu rabia, te hermano aplaudiendo unísono, tus sobrinos asustados, los vecinos trancando las ventanas, pasando pestillos a sus puertas.
Llega el miedo cogido de la mano de la muerte, se va la fuerza de la hembra, su mente piensa en el tránsito, en pasar a otra dimensión, desaparecer de esta órbita, inmolarse para su Dios, un sacrificio por las demás damas, que su estatua esté en las calles de todas las ciudades, que al mirarla sepan que nadie depende, nadie puede dejarse supeditar la vida, nadie debe tenerte aislada, enterrada viva, nadie debe hacerte bajar la cabeza avergonzada, nadie, nadie, nadie...